Esto es la Universidad.... pública




Este blog está dirigido a vosotros, los estudiantes que acabáis de llegar a la Universidad. A la Universidad pública. A la universidad de todos. La que costeamos entre todos para que independientemente del nivel de vuestros ingresos familiares tengáis la oportunidad de aprender y de transformar vuestra vida. Para que aprendáis Derecho y, sobre todo, os convirtáis en personas pensantes y críticas, dispuestas a integraros inteligentemente en el mundo que os ha tocado vivir.

En este blog encontraréis primero las instrucciones para sacar el máximo provecho de "nuestro" esfuerzo conjunto a lo largo de estas semanas de clase. Pero también algo más: una incitación permanente a aprender, un estímulo para que vayáis más allá de la mera superación del trámite administrativo del aprobado. Escribía el piloto, escritor y filósofo francés Antoine de Saint Exupéry (1900-1944) en El Principito, que "sólo se conocen las cosas que se domestican". Por eso voy a tratar de convenceros de lo importante que es "domesticar" lo que vais a estudiar. Para que sintáis lo apasionante que es descubrir el mundo a través del Derecho. Pero no del Derecho a secas, sino del Derecho en su trayectoria histórica, en el marco cultural de la civilización en la que aparece. Para que comprendáis como sugería José Ortega y Gasset, que preservar nuestra civilización depende de que cada generación se adueñe de su época y sepa vivir "a la altura de los tiempos".

Para ello cada semana os diré qué tenéis que estudiar y cómo, os proporcionaré lecturas y os recomendaré ejercicios. También compartiré con vosotros pensamientos y consideraciones que vengan a cuento, al hilo de lo que vayamos estudiando.

Tendremos que trabajar mucho, vosotros y un servidor. Pero eso dará sentido a vuestro -nuestro- paso por la Universidad. Será un esfuerzo muy rentable para vuestro -mi- engrandecimiento como personas. Os lo aseguro.

Ánimo, y a por ello.

Un saludo cordial

Bruno Aguilera-Barchet

jueves, 14 de septiembre de 2023

BIENVENIDOS AL MUNDO... INTELECTUAL

 

                                          
                                                         Retrato de René Descartes por Frans Hals (1649)

Nada más llegar quiero preguntaros de sopetón: ¿Qué narices estáis haciendo aquí, en la Universidad? Y como es probable que esto no lo tengáis claro, pues acabáis de aterrizar, os la cambio por la de si os han sido provechosos vuestros años en el colegio. 

No sé si os habéis dado cuenta, pero, a día de hoy, a lo tonto habéis estado enclaustrados en las aulas la mayor parte de vuestra vida. Y por eso quiero que reflexionéis sobre qué es lo que habéis aprendido en tanto tiempo y contestéis a preguntas como: ¿Os ha parecido interesante? ¿Habéis sacado algo en limpio? ¿O tenéis la sensación de haber perdido el tiempo? 

Esta última opción es a la que apuntaba el famoso pensador francés René Descartes (1596-1650), en su libro más conocido y asequible El discurso del método (1637) que seguro que os suena de algo. Os invito a leer con detenimiento el texto en cuestión: 

"Desde la niñez, fui criado en el estudio de las letras y, como me aseguraban que por medio de ellas se podía adquirir un conocimiento claro y seguro de todo cuanto es útil para la vida, sentía yo un vivísimo deseo de aprenderlas. Pero tan pronto como hube terminado el curso de los estudios, cuyo remate suele dar ingreso en el número de los hombres doctos, cambié por completo de opinión, Pues me embargaban tantas dudas y errores, que me parecía que, procurando instruirme, no había conseguido más provecho que el de descubrir cada vez mejor mi ignorancia".

 Descorazonado por lo inútiles que habían sido sus esfuerzos en el sistema educativo de su época, Descartes dedicó su vida a descubrir por su cuenta (lo que hoy llamamos un "autodidacta") qué es lo real y cómo conocerlo. Y cuando se dio cuenta de que como dudaba de todo, eso quería decir que pensaba (Cogito ergo sum) pues llegó a la conclusión de que lo importante, lo real, era lo pensado, la imagen racional del mundo que tenemos. El racionalismo cambió el mundo y a partir de entonces las ciencias progresaron una barbaridad, precisamente porque un pensador decidió pasar del sistema educativo. Pero eso es otra historia que veremos en su momento. 

Tradicionalmente la vida de una persona se dividía 4 períodos:

1.         Infancia

2.         Adolescencia y Juventud

3.         Edad Madura

4.         Jubilación

La educación se daba en los períodos 1 y 2, y la filosofía que presidía los dos primeros períodos de la vida podía resumirse básicamente en la idea de que los más listos y currantes en el cole y en la universidad conseguían un súper trabajo, ganaban un pastón y ascendían en la escala social. Lo que luego les permitía prácticamente vivir de las rentas hasta la jubilación. En cambio los que no estaban de acuerdo con este planteamiento, porque tenían dificultades de aprendizaje, porque lo del esfuerzo no iba con ellos, o simplemente porque el sistema les parecía absurdo, como a Descartes, iban de culo. La moraleja os la sabéis fenomenal: hay que estudiar mucho en el cole, sacar una notaza en selectividad y aprobar una súper carrera. O mejor dicho sacarse un porrón de títulos en instituciones prestigiosas para que los head hunters se os rifen. 

Debo deciros sin embargo que, "afortunadamente", todo este planteamiento se ha convertido en una ficción, que hoy no se corresponde con la realidad. Y ello porque por culpa de la tecnología, y más concretamente de los robots y de los algoritmos de la IA (entiéndase "Inteligencia Analfabeta)", los humanos tenemos cada vez menos trabajo. En realidad lo que pasa es que los trabajos tradicionales  están desapareciendo y son sustituidos a una velocidad de vértigo por otro tipo de trabajos nuevos que se ajustan más a los tiempos. Pero eso también es otra historia, que también veremos más adelante. 

Si a todo ello añadimos que la dinámica de la economía de mercado, cada vez impone más ferreamente su ley de hierro de la rentabilidad y el crecimiento a cualquier precio, comprenderéis que en nuestro mundo no resulte rentable tratar de mantener los trabajos de siempre. Y por ello se está imponiendo el criterio de que la solución no es proteger el puesto de trabajo sino al trabajador. La cuestión es ¿Cómo se logra esto? Y la verdad es que la receta para encontrar trabajo no es sencilla, pues pasa necesariamente por el principio de la "reeducación permanente".  Así que, de entrada, para adaptaros al cambio vertiginoso del mundo tecnológico, tendréis que olvidaros de "casi" todo lo que habéis estudiado, recordando las divertidas palabras de la canción Kodachrome que Paul Simon escribió en 1973: 

"Cuando pienso en toda la basura que aprendí en el Instituto

es absolutamente milagroso que aún pueda pensar

(When I think back on all the crap I learned in high schoolIt's a wonder I can think at all)



 Pero dejémonos de consideraciones teóricas y centrémonos en lo práctico. Me refiero a saber qué es lo que hay que hacer para adaptarse a estos tiempos, no ya no de cambio sino DE DESCONCIERTO absoluto. Porque cuando todo cambia a tal velocidad, y tanto, lo que está meridianamente claro es que centrarse exclusivamente en estudiar lo de siempre de forma escolástica y repetitiva es mal negocio. Porque cualquier tipo de asignaturas  en las que pretendan enseñaros cosas específicas y especializadas quedarán obsoletas antes de que hayáis acabado la carrera. ¿Cual es entonces la solución? Bien, pues siento deciros que aquí no nos queda otra que centrarnos en aquellos estudios cuyo objeto es tratar de entender donde nos situamos en el mundo que nos ha tocado vivir. Y estas materias no son las ciencias, y menos las tecnologías, sino las asignaturas que tratan del hombre y su situación en el universo.  Aquellas materias que buena parte de los "científicos" o "ingenieros" llaman despectivamente Humanidades. 

Hoy muchos pretenden que los estudios deben resultar directamente útiles, entendiendo generalmente por utilidad aquella que permite ganar dinero. Y desde luego, desde este punto de vista no resultan muy "útiles" la Historia, la Literatura o la Filosofía. Sin embargo como subrayaba el educador norteamericano Abraham Flexner (1866-1959) lo inútil es lo que paradójicamente puede resultarnos más útil. Leeros al respecto el texto nº 8 de vuestros "materiales" (pp. 54-56) y lo entenderéis. 

 Y es que las "inutiles" Humanidades son las únicas "disciplinas" intelectuales que pueden enseñaros a pensar y, en consecuencia, constituyen la llave para entender el mundo y desarrollar vuestra propia visión del universo a través de reflexiones críticas. Sólo así podremos salvarnos de la obsolescencia y subirnos al carro del mundo que os ha tocado vivir.  

Y para eso solo hay una receta: saber leer y escribir. Pues no basta con atiborrarse de los materiales audiovisuales con los que nos bombardean permanentemente a través de las hidras posmodernas: los teléfonos inteligentes (smartphones) que yo prefiero denominar los teléfonos "atontantes". 

 La regla que va a regir este curso es, en consecuencia, bien sencilla: nos vamos a dedicar esencialmente a leer y a escribir. Pero cosas con sustancia y no las memeces al uso que constituyen la carnaza del 99% de las redes sociales, sin duda el cáncer del siglo XXI, que os está matando sin que os déis cuenta. Porque por su culpa estáis dejando de pensar y tenéis tendencia a actuar como autómatas.  

 Moraleja:  Tik tok y adláteres en cuarentena.

Así que para aprobar esta asignatura un solo consejo: GUARDAR EL MÓVIL EN EL CAJÓN (o tirarlo al mar, opción más infalible) cuando toque trabajar en los materiales que os iré dando a lo largo del curso. Porque si no aprendéis a leer y a escribir despedíos de ser protagonistas del mundo, pues iréis a rebufo de los algoritmos....

Así que… arremangaos y a la faena….







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