Nada más llegar quiero preguntaros de sopetón: ¿Qué narices estáis haciendo aquí, en la Universidad? Y como es probable que esto no lo tengáis claro, pues acabáis de aterrizar, os la cambio por la de si os han sido provechosos vuestros años en el colegio.
No sé si os habéis
dado cuenta, pero, a día de hoy, a lo tonto habéis estado enclaustrados
en las aulas la mayor parte de vuestra vida. Y por eso quiero que
reflexionéis sobre qué es lo que habéis aprendido en tanto tiempo y contestéis
a preguntas como: ¿Os ha parecido interesante? ¿Habéis sacado algo en limpio?
¿O tenéis la sensación de haber perdido el tiempo?
Esta última opción es
a la que apuntaba el famoso pensador francés René Descartes (1596-1650),
en su libro más conocido y asequible El discurso del método (1637)
que seguro que os suena de algo. Os invito a leer con detenimiento el texto en
cuestión:
"Desde
la niñez, fui criado en el estudio de las letras y, como me aseguraban que por
medio de ellas se podía adquirir un conocimiento claro y seguro de todo cuanto
es útil para la vida, sentía yo un vivísimo deseo de aprenderlas. Pero tan
pronto como hube terminado el curso de los estudios, cuyo remate suele dar
ingreso en el número de los hombres doctos, cambié por completo de opinión,
Pues me embargaban tantas dudas y errores, que me parecía que, procurando
instruirme, no había conseguido más provecho que el de descubrir cada vez mejor
mi ignorancia".
Descorazonado por lo inútiles que habían sido sus esfuerzos en el sistema educativo de su época, Descartes dedicó su vida a descubrir por su cuenta (lo que hoy llamamos un "autodidacta") qué es lo real y cómo conocerlo. Y cuando se dio cuenta de que dudaba de todo, se dio cuenta de que al dudar "pensaba" (Cogito ergo sum). Y así llegó a la conclusión de que de lo único que estaba seguro era la imagen del mundo que tenía en su pensamiento. y de ahí dedujo que lo real era lo pensado, esto es: la imagen racional del mundo que tenemos.
El racionalismo cambió el
mundo y a partir de entonces las ciencias progresaron una barbaridad,
precisamente porque un pensador decidió pasar del sistema educativo que le había tocado. Moraleja, si ya Descartes, uno de los tipos más listos de la historia se quejaba de que el sistema educativo que había padecido no le había servido de nada y solo logró convertirse en un sabio porque rechazó todo lo que habían tratado de inculcarle.
Hoy seguimos en el mismo plan, como recordaba Paul Simon en 1973 en su canción Kodachrom:"Cuando pienso en toda la basura que aprendí en el Instituto es absolutamente milagroso que aún pueda pensar"
(When I think back on all the crap I learned in high school It's a wonder I can think at all)
En estas condiciones preguntémonos si merece o no la pena estudiar. Y aquí la respuestas está totalmente relacionada con otra: ¿Para qué sirve estudiar? Que puede reducirse a otra aparentemente más sencilla, porque os atañe directamente: ¿Por qué estudiais?
1. ¿Por inercia? (Porque tras el cole algo hay que hacer). Porque mis padres me obligaron.
2. Porque quiero ganar dinero. Para eso hay que estudiar mucho en el cole, sacar una notaza en selectividad y aprobar una súper carrera. O mejor dicho sacarse un porrón de títulos en instituciones prestigiosas para que los head hunters se os rifen. En lo que se trabaje da igual, con tal de que resulte muy rentable y lucrativo.
Este planteamiento tiene el inconveniente que hoy encontrar un trabajo es complicado. Porque por culpa de la tecnología, y más concretamente de los robots y de los algoritmos de la IA (entiéndase "Inteligencia Analfabeta)", los trabajos tradicionales están desapareciendo y son sustituidos a una velocidad de vértigo por otro tipo de trabajos nuevos que se ajustan más a los tiempos.
Lapregunta del millón es: qué es lo que hay que hacer para adaptarse a estos tiempos, no ya no de cambio sino DE DESCONCIERTO absoluto. Desde luego no centrar nuestra educación en cosas específicas y especializadas. ¿Por qué? Porque quedarán obsoletas antes de que hayáis acabado la carrera. Mucho esfuerzo para nada.
En realidad no nos queda otra que centrarnos en aquellas materias cuyo objeto es tratar de entender donde nos situamos en el mundo que nos ha tocado vivir. Y estas materias no son las ciencias, y menos las tecnologías, sino las asignaturas que tratan del hombre y su situación en el universo. Aquellas materias que buena parte de los "científicos" o "ingenieros" llaman despectivamente Humanidades.
Hoy muchos pretenden
que los estudios deben resultar directamente útiles, entendiendo
generalmente por utilidad aquella que permite ganar dinero. Y desde
luego, desde este punto de vista no resultan muy "útiles" la
Historia, la Literatura o la Filosofía. Sin embargo como subrayaba el educador
norteamericano Abraham Flexner (1866-1959) lo inútil es lo que paradójicamente
puede resultarnos más útil. Leeros al respecto el texto nº 8 de vuestros
"materiales" (pp. 54-56) y lo entenderéis.
Y es que las
"inutiles" Humanidades son las únicas "disciplinas"
intelectuales que pueden enseñaros a pensar y, en consecuencia, constituyen la
llave para entender el mundo y desarrollar vuestra propia visión del universo a
través de reflexiones críticas. Sólo así podremos salvarnos de la obsolescencia
y subirnos al carro del mundo que os ha tocado vivir.
Y para eso solo hay
una receta: saber leer y escribir. Pues no basta con atiborrarse de los
materiales audiovisuales con los que nos bombardean permanentemente a través de
las hidras posmodernas: los teléfonos inteligentes (smartphones) que yo
prefiero denominar los teléfonos "atontantes".
La regla que va a regir este curso es, en consecuencia, bien sencilla: nos vamos a dedicar esencialmente a leer y a escribir. Pero cosas con sustancia y no las memeces al uso que constituyen la carnaza del 99% de las redes sociales, sin duda el cáncer del siglo XXI, que os está matando sin que os déis cuenta. Porque por su culpa estáis dejando de pensar y tenéis tendencia a actuar como autómatas. De hecho, estudios médicos recientes están llegando a la conclusión de que el exceso de móvil reduce el cerebro. Directamente.
Moraleja: Tik
tok y adláteres en cuarentena.
Así que para aprobar
esta asignatura un solo consejo: GUARDAR EL MÓVIL EN EL CAJÓN (o tirarlo al
mar, opción más infalible) cuando toque trabajar en los materiales que os iré
dando a lo largo del curso. Porque si no aprendéis a leer y a escribir
despedíos de ser protagonistas del mundo, pues iréis a rebufo de... los
algoritmos....
Así que… arremangaos
y a la faena….
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