Esto es la Universidad.... pública




Este blog está dirigido a vosotros, los estudiantes que acabáis de llegar a la Universidad. A la Universidad pública. A la universidad de todos. La que costeamos entre todos para que independientemente del nivel de vuestros ingresos familiares tengáis la oportunidad de aprender y de transformar vuestra vida. Para que aprendáis Derecho y, sobre todo, os convirtáis en personas pensantes y críticas, dispuestas a integraros inteligentemente en el mundo que os ha tocado vivir.

En este blog encontraréis primero las instrucciones para sacar el máximo provecho de "nuestro" esfuerzo conjunto a lo largo de estas semanas de clase. Pero también algo más: una incitación permanente a aprender, un estímulo para que vayáis más allá de la mera superación del trámite administrativo del aprobado. Escribía el piloto, escritor y filósofo francés Antoine de Saint Exupéry (1900-1944) en El Principito, que "sólo se conocen las cosas que se domestican". Por eso voy a tratar de convenceros de lo importante que es "domesticar" lo que vais a estudiar. Para que sintáis lo apasionante que es descubrir el mundo a través del Derecho. Pero no del Derecho a secas, sino del Derecho en su trayectoria histórica, en el marco cultural de la civilización en la que aparece. Para que comprendáis como sugería José Ortega y Gasset, que preservar nuestra civilización depende de que cada generación se adueñe de su época y sepa vivir "a la altura de los tiempos".

Para ello cada semana os diré qué tenéis que estudiar y cómo, os proporcionaré lecturas y os recomendaré ejercicios. También compartiré con vosotros pensamientos y consideraciones que vengan a cuento, al hilo de lo que vayamos estudiando.

Tendremos que trabajar mucho, vosotros y un servidor. Pero eso dará sentido a vuestro -nuestro- paso por la Universidad. Será un esfuerzo muy rentable para vuestro -mi- engrandecimiento como personas. Os lo aseguro.

Ánimo, y a por ello.

Un saludo cordial

Bruno Aguilera-Barchet

martes, 10 de septiembre de 2019

Seis años después... La educación a peor...

Después de seis años de interrupción por, motivos diversos, recupero esta plataforma para uso docente. 

Tras un año sabático donde he sido profesor e investigador invitado en Albuquerque en la School of Law de la University of New Mexico, el Saint Johns College de Santa Fé, la Faculty of Law de la Universidad de McGill en Montreal y en la Shanghai University, regreso a la universidad española con ganas de "enseñar" y de "aprender", más convencido que nunca de que el desbarajuste mundial solo "podría" encarrilarse si volviéramos a tomarnos en serio la educación. 

Después de estar en universidades de todo el mundo he llegado a la conclusión de que solo en algunas instituciones, algunos profesores y algunos alumnos se toman en serio la tarea de tratar de comprender el mundo que nos ha tocado vivir.  Y en este sentido la universidad española no es mejor ni peor que las mejores universidades del mundo. Lo que si tiene es menos recursos económicos. Pero para enseñar y aprender de verdad es más importante la motivación que el dinero. 

 Recuperar la enseñanza no se trata de un ejercicio retórico, sino de algo muy acuciante pues nos va en ello sobrevivir como seres humanos en este planeta. Por eso hay que acabar con el "paripé" educativo. "Paripé" es una palabra de origen gitano "caló" -paruipén" que significa "cambio o trueque", en clara referencia a que te dan gato por liebre. El acto educativo se ha convertido en una simulación fingida, hipócrita, donde se aparenta pero no hay nada debajo de lo aparente. Los escándalos sobre másteres ficticios, y tesis doctorales plagiadas, están a la orden del día. Los títulos se compran, con dinero, con favores. Pero son un paripé. Trueque de apariencia para medrar sin esfuerzo ni mérito, y lo peor, sin haber aprendido nada.

  El resultado es desolador como describe apocalípticamente el profesor catalán de instituto Andreu Navarra en un libro que acaba de publicar con el terrible título Devaluación continua (2019) Barcelona : Tusquets.  A continuación os transcribo la reseña aparecida ayer en El mundo sobre el libro: 


Andreu Navarra, profesor: "La educación actual ha convertido al docente en un monitor de tiempo libre"

Historiador, escritor y profesor interino de Lengua y Literatura Castellana en Barcelona, critica la "pedagogía facilista" y la deriva hacia "la sociedad de la imbecilidad" del sistema educativo en su libro 'Devaluación continua' (2019) Barcelona: Tusquets Editores S.A.

 El autor de 'Devaluación continua', Andreu Navarra (Barcelona, 1981) estaba un día en su casa corrigiendo los exámenes de sus alumnos de 14 años cuando se le acercó su hijo. «¿Esto explicas, papi? Pero si es lo que yo hago en clase», le hizo ver el sorprendido crío, que sólo tiene nueve años. «Mi hijo no exagera. Puedo confirmar lo que dice porque conozco lo que hace en clase; si les pongo sus mismos ejercicios a estudiantes de la ESO, muchos suspenden», asegura este historiador, escritor y profesor interino de Lengua y Literatura Castellana al que este año le ha tocado dar clase en un instituto a 40 kilómetros de Barcelona.

En los próximos días saldrá a la venta el libro de Navarra, Devaluación continua (Tusquets), en el que describe con crudeza lo que ha conocido durante los seis años que lleva dando clase en Secundaria. Alumnos de Bachillerato que confundían los océanos con los continentes en el mapamundi, creyendo que la tierra era la mancha azul y que el mar era la marrón; adolescentes a las puertas de la Selectividad que no saben el nombre de los ríos que pasan por su ciudad o que sitúan Madrid en el centro de un mapa de Cataluña; chicos y chicas en la pubertad que no distinguen un triángulo de un rombo o no saben hacer una simple división de calorías.

Tuvo a una estudiante, que iba con una bandera independentista a clase, que no le supo explicar quién era Lluís Companys. En el debate existente sobre si la escuela actual es o no demasiado laxa, su sensación a partir de sus experiencias profesionales es que el nivel de los institutos españoles deja mucho que desear. Llega a decir que hay alumnos de Bachillerato «que no entienden lo que dicen los libros de texto» y que hay estudiantes de esta etapa «a los que le cuesta redactar textos de más de tres líneas».

No estamos creando ciudadanos ilustrados, sino chicos que se vienen abajo por un mal examen o por tener que memorizar tres páginas.

«Estamos egresando analfabetos, un ciberproletariado sin los niveles mínimos para trabajar ni moverse por el mundo», expresa durante su entrevista a PAPEL este hijo de padres profesores criado en un barrio obrero que admira a Gregorio Luri y a la educadora sueca Inger Enkvist. «No estamos creando ciudadanos ilustrados, sino chicos y chicas muy vulnerables que se vienen abajo por un mal examen o por tener que memorizar tres páginas. ¿Cómo vamos a pretender que más adelante se enfrenten a un divorcio, o a la paternidad, o a un problema de salud?»

 Su tesis es que «la ESO se ha convertido en lo que antes era la Primaria». ¿Por qué? «Porque la atención de los adolescentes pasa a estar secuestrada por el mundo virtual y eso hace que muchos no estén aquí, sino allí, pensando en los likesCuando se les compra un móvil, automáticamente dejan de leer. Los institutos no pueden competir con el mundo virtual porque a muchos alumnos no les importa su futuro, sólo les importa su presente en las redes», responde. Eso es culpa del sistema, de esa «sociedad de la imbecilidad» que desdeña el pensamiento ilustrado, las Humanidades y la reflexión y potencia a los youtubers y a los influencers.

 Pero, avisa Navarra, la escuela postmoderna también «reproduce esos hábitos de consumo y prescinde de los hábitos académicos». El llamado modelo comprensivo fomenta, en sus palabras, «un sistema injusto» donde «los profesores tienen la función de trabajadores sociales» y donde «al peor alumno se le dedica la mayor cantidad de tiempo y atención». «Se presiona para que la escuela sea un lugar para la felicidad inmediata. La educación actual ha convertido al docente en un animador de hotel, en un monitor de tiempo libre. La tendencia es a convertir los centros académicos en centros de ocio. No estamos creando ciudadanos que participen en un proyecto responsable, los estamos obligando a pasar el rato», denuncia.

 Relata que la «pedagogía facilista» presiona para que no se exija mucho a los alumnos, para que se desdeñen las notas y para que se facilite la promoción automática. «La infantilización ambiental ha iniciado el abordaje de las instituciones académicas», donde los críos se pasan el día haciendo actividades. También lo sufren los profesores, a los que durante su formación se les aplica la misma pedagogía comprensiva, con fichas, cuadros explicativos y colorines «que parecen de parvulario». Afirma que, como hay tantos alumnos que no hacen nada y tienen que permanecer en clase de forma obligatoria hasta los 16 años, se pone a los profesores a entretener a todos, igualando el nivel por abajo.

 El libro trata de explicar el estado de ánimo de una parte del profesorado, ésa que siente que tiene que pedir perdón por intentar formar a los alumnos en conocimientos concretos y defender la importancia de la memoria -«Nuestro ser está hecho de memoria, sin datos no hay pensamiento posible»-, que vive desbordada por la burocracia y la Nueva Pedagogía.

 Navarra habla de una jefa de departamento, una docente curtida que había enviado a la universidad a decenas de chicos del suburbio, que un día se le puso a llorar de forma desconsolada mientras corregía exámenes de 2º de Bachillerato. Se dio cuenta de que ninguno de estos alumnos llegaría a completar el curso. «Ella, que se había formado con el objetivo de transmitir unos conocimientos que pudieran proporcionar un salto social a los alumnos, se daba cuenta de que ahí no había nada. de que era una estación final. Era la constatación de que una generación no podría pasar a la Selectividad».

 «La escuela ha dejado de ser un ascensor social», sostiene Navarra. Relata que en un colegio privado donde trabajó le hicieron aprobar a un estudiante de Bachillerato. La dirección le cambió la nota a pesar de que el alumno «no sabía ni interpretar cuatro líneas». Tres o cuatro años después se lo encontró trabajando en un tren y el chico le dijo que había intentado hacer la carrera de Derecho, pero no había podido terminarla ni salir adelante.

Olga R. Sanmartín
El mundo de 9 de septiembre de 2019
[Última consulta septiembre de 2019]


Lo realmente preocupante es que la literatura sobre el hundimiento de la enseñanza -no me atrevo a hablar de educación- es cada vez más abundante, señal de que el tema va a peor...

 ¿Las causas de este drama que puede acabar con el mundo? Son varias. Para Ricardo Moreno Castillo (Madrid, 1950) los culpables son los pseudo-pedagogos que impusieron su dictadura en los ministerios de educación tras la "revolución" de mayo del 68 y que han sumido en el desconcierto educativo al mundo que antes llamábamos "civilizado". Medio siglo de marasmo del que solo está empezando a salir en Francia gracias a las reformas de sentido común del actual ministro de educación Jean Michel Blanquer.


Las obras más destacadas de Ricardo Moreno Castillo , autor que por mérito propio y su pugnacidad se ha convertido en este campo en referencia, son, para que os hagáis una idea : 

Panfleto antipedagógico con prólogo de Fernando Savater. (2006) Barcelona: El lector universal.  Hay pdf con acceso libre sin copyright:


De la buena y la mala educación: reflexiones sobre la crisis de la enseñanza, con prólogo de Eduardo Mendoza  2008. Barcelona : Los libros del lince.

La conjura de los ignorantes. De como los pedagogos han destruido la enseñanza (2016) Madrid: Pasos perdidos


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 El resultado del desastre ha sido analizado por Alberto Royo en (2016) Contra la nueva educación. Por una educación centrada en el conocimiento Prólogo de Antonio Muñoz Molina. También por Alicia Delibes Liniers (2013) La Gran estafa. El secuestro del sentido común en la educación. Ediciones alegoría. 

 ¿Las causas del desastre?  ¿Por que un pueblo instruido es un pueblo ingobernable? como decía el fundador de la Tercera República francesa Adolphe Thiers (1797-1877). Es lo que sugieren Pilar Carrera Santa Fe y Eduardo Luque Guerrero en (2016) Nos quieren más tontos: la escuela según la economía neoliberal  Barcelona: Intervención cultural ediciones.

Y por lo que se refiere al traslado del "paripé" al mundo universitario es imprescindible el libro Libero Zuppiroli (2012) La burbuja universitaria ¿Hay que perseguir el sueño americano? madrid: Dykinson. 

 En cualquier caso y para que empecéis a situaros es realmente importante que tengáis en cuenta que a la universidad no se va para conseguir un trabajo. Entre otras cosas porque el esquema de 20 años de estudio y 40 de trabajo está desapareciendo como consecuencia de la revolución tecnológica. Porque las máquinas van comiéndonos el terreno inexorablemente y nos obligan a re-inventarnos cada tres años.  Porque en el mejor de los casos hay que proteger al trabajador ya que no pueden protegerse los puestos de trabajo.  Leeros el siguiente texto de Yuval Noah Harari extraído de su último libro 21 lecciones para el siglo XXI: 2018: Barcelona: Penguin Random House: 
 
"...ningún empleo humano que quede estará jamás a salvo de la amenaza de la automatización futura, porque el aprendizaje automático y la robótica continuarán mejorando. Una cajera de Walmart de cuarenta años que se quede sin empleo y que con esfuerzos sobrehumanos consiga reinventarse como piloto de drones podría tener que reinventarse de nuevo diez años después, porque entonces quizá el vuelo de los drones también se habrá automatizado. Semejante inestabilidad hará asimismo que sea más difícil organizar sindicatos o conseguir derechos laborales. Ya en la actualidad, muchos empleos nuevos en economías avanzadas implican trabajo temporal no protegido, trabajadores autónomos y trabajo ocasional.[16] ¿Cómo se sindicaliza una profesión que surge de pronto y desaparece al cabo de una década? […]

En consecuencia, crear nuevos empleos y volver a formar a personas para que los ocupen no será el único esfuerzo. La revolución de IA no será un único punto de inflexión crucial después del cual el mercado laboral alcanzará un nuevo equilibrio. Más bien será una cascada de disrupciones cada vez mayores. Hoy ya son pocos los empleados que esperan ocupar el mismo empleo toda la vida.[20] En 2050, no solo la idea de «un trabajo para toda la vida», sino también la idea misma de «una profesión para toda la vida» podrían parecer antediluvianas. 

 Incluso si fuéramos capaces de inventar constantemente empleos nuevos y de volver a formar la fuerza laboral, ¿tendría el humano medio la resistencia emocional necesaria para llevar una vida de tantos y tan incesantes trastornos? El cambio es siempre estresante, y el mundo frenético de principios del siglo XXI ha producido una epidemia global de estrés.[21] A medida que aumente la volatilidad del mercado laboral y de las carreras individuales, ¿será capaz la gente de sobrellevarlo? Probablemente necesitaremos técnicas de reducción del estrés más efectivas (desde los fármacos a la meditación, pasando por la neurorretroalimentación) para impedir que la mente de los sapiens se quiebre. Hacia 2050 podría surgir una clase «inútil» debido no simplemente a una falta absoluta de trabajo o a una falta de educación pertinente, sino también a una resistencia mental insuficiente. 


 Moraleja: este blog iniciado hace casi una década sigue teniendo más sentido que nunca. No se trata de aprobar sino de aprender. Solo si volvemos a aprender, es decir a entender el mundo en el que vivimos, sobreviviremos.