Esto es la Universidad.... pública




Este blog está dirigido a vosotros, los estudiantes que acabáis de llegar a la Universidad. A la Universidad pública. A la universidad de todos. La que costeamos entre todos para que independientemente del nivel de vuestros ingresos familiares tengáis la oportunidad de aprender y de transformar vuestra vida. Para que aprendáis Derecho y, sobre todo, os convirtáis en personas pensantes y críticas, dispuestas a integraros inteligentemente en el mundo que os ha tocado vivir.

En este blog encontraréis primero las instrucciones para sacar el máximo provecho de "nuestro" esfuerzo conjunto a lo largo de estas semanas de clase. Pero también algo más: una incitación permanente a aprender, un estímulo para que vayáis más allá de la mera superación del trámite administrativo del aprobado. Escribía el piloto, escritor y filósofo francés Antoine de Saint Exupéry (1900-1944) en El Principito, que "sólo se conocen las cosas que se domestican". Por eso voy a tratar de convenceros de lo importante que es "domesticar" lo que vais a estudiar. Para que sintáis lo apasionante que es descubrir el mundo a través del Derecho. Pero no del Derecho a secas, sino del Derecho en su trayectoria histórica, en el marco cultural de la civilización en la que aparece. Para que comprendáis como sugería José Ortega y Gasset, que preservar nuestra civilización depende de que cada generación se adueñe de su época y sepa vivir "a la altura de los tiempos".

Para ello cada semana os diré qué tenéis que estudiar y cómo, os proporcionaré lecturas y os recomendaré ejercicios. También compartiré con vosotros pensamientos y consideraciones que vengan a cuento, al hilo de lo que vayamos estudiando.

Tendremos que trabajar mucho, vosotros y un servidor. Pero eso dará sentido a vuestro -nuestro- paso por la Universidad. Será un esfuerzo muy rentable para vuestro -mi- engrandecimiento como personas. Os lo aseguro.

Ánimo, y a por ello.

Un saludo cordial

Bruno Aguilera-Barchet

sábado, 19 de octubre de 2019

Facta non verba

"Hechos, no palabras" el moto inscrito en el escudo "estelado" de un joven embozado quemando las calles de Barcelona el viernes 18 de octubre de 2019, es el pretexto para la entrada de hoy, que va de si la fuerza es justificable para cambiar las cosas.




En el Conflicto catalán todo el mundo se llena la boca con la palabra "diálogo": los "indepes" y los "constitucionalistas". Sin embargo, al final, triunfa la violencia. El 1 de octubre de 2017 y el 18 de octubre de 2019. 

Por supuesto la violencia está fatal. De hecho como sabemos es lo que destruye la sociedad. Por eso aparece el derecho en cualquier grupo humano. Para resolver las peleas sin recurrir a las manos. Evitando que un conflicto se generalice y acabe con el grupo. La alternativa al derecho es la guerra, como bien advirtió Hobbes en su conocida obra: El Leviatán (1651). El estado, el monstruo, se justifica porque si no domina a los hombres estos se matan entre sí. "El hombre es un lobo para el hombre".



 No pienso entrar al trapo de la cuestión catalana. Los catalanes son diferentes del resto de España desde la Edad Media, ya que fue la única tierra en la que triunfó el feudalismo. Cataluña es la tierra de los "castlás", esto es los "señores de los castillos". Por eso no se consolidó nunca como reino. Eran diversos condados que se dividían en cada herencia. Uno de estos condes, el conde de Barcelona, mandaba más que los demás y por eso le consideraron "Príncipe de Cataluña". El primero de todos los condes. Y esa desunión les fue fatal. Cataluña acabó integrándose en la Corona de Aragón, junto con los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca, tras la muerte de Jaime I el conquistador en 1276. En 1479 pasó a formar parte de la Monarquía hispánica. Y tras la derrota en la Guerra de sucesión, el 11 de septiembre de 1714, se integró en la Corona española. 

 Los catalanes nunca se han conformado con este estado de cosas. Se han sublevado una y otra vez pero siempre han perdido -por ahora-. Se rebelaron contra el rey de Aragón en 1462 y perdieron tras 10 años de guerra. Volvieron a sublevarse en 1643 y perdieron el Rosellón, la Cataluña hoy francesa, que se extiende al otro lado de los Pirineos. Se rebelaron contra Felipe V en 1704 y diez años después perdieron su autogobierno y sus instituciones públicas: Cortes y Generalidad. Volvieron a sublevarse en 1931 con Francesc Maciá que proclamó la efímera República catalana. En 1934 Lluis Companys declaró el otra vez efímero "Estado catalán" y acabó en la cárcel hasta que fue amnistiado por Manuel Azaña en 1936. En justa recompensa, tras la rebelión militar de julio de 1936, Cataluña no combatió junto a la República sino que trató de ser independiente, aunque esta vez Companys tuvo que ceder el gobierno a los anarquistas. La República perdió la guerra porque nacionalistas catalanes y vascos no lucharon por ella sino contra ella, porque querían ser independientes. Por ahora, la lucha por la independencia de Cataluña es una tragedia... para todos. 

 El conflicto catalán ha acabado la mayoría de las veces en guerras sangrientas. Por eso debemos felicitarnos porque lo que ocurre ahora en la España democrática de 1978 es menos cruento. De hecho son los jueces los que han intervenido y no los políticos. Cierto que los políticos deberían haber actuado y evitar haber llegado hasta aquí. Pero su fracaso no se ha traducido en la ocupación militar de Cataluña, sino en una sentencia "moderada" dada por siete jueces del máximo Tribunal español, por unanimidad, a pesar de que unos eran "progresistas" y otros "conservadores". Unos los critican porque consideran que han sido excesivamente blandos y otros porque a su juicio han sido excesivamente duros. Pero es una decisión jurídica y no militar. Y eso es un progreso. 

 Lo malo es que algunos entienden que ha pasado la hora del derecho y toca "actuar". Unos quieren romperle la crisma a los indepes, y otros quieren partirle la cara a los "constitucionalistas". Sin embargo, hasta ahora todo el "procès" había sido prácticamente "no violento". Hasta ahora. El 1 de octubre quedó de pena la policía por la ineptitud del Gobierno Rajoy. El 18 de octubre de 2019 los que han quedado fatal han sido los Comités para la Defensa de la República (CDR) y los extremistas. El independentismo abraza por vez primera la violencia. Y eso es muy mal camino. 

En la entrada de hoy quiero centrarme en los protagonistas de la revuelta. Que son jóvenes como vosotros. Algunos, hijos de papá buscando emociones fuertes. Otros son directamente anti-sistema en la línea del movimiento de los "chalecos amarillos" franceses. Los dos primeros textos describen a los primeros. El tercero a los segundos. 

En el primer texto, escrito con coraje por un periodista de Gerona, núcleo duro del independentismo, ciudad de la que Puigdemont fue alcalde, describe como los más violentos e independentistas son los "ricos". En el segundo texto se analiza el perfil de estos jóvenes sin antecedentes que ahora se dedican a quemar contenedores y vehículos y a desempedrar las calles. El tercer texto recoge el testimonio de quienes en realidad quieren acabar con el sistema. Lo que es otra historia. 

Tres versiones para que reflexionéis. La pregunta que os hago es ¿Es comprensible la actitud de estos jóvenes? ¿Responde a un sentimiento natural? Porque esa es la cuestión....


TEXTO 1: La opresión para quien se la trabaja. Albert Soler



“LA OPRESIÓN, PARA QUIEN SE LA TRABAJA” 

     "Ser un oprimido no está al alcance de cualquiera. Solo hay que abrir un poco los ojos cuando se visitan estas pequeñas poblaciones, cerca de las ciudades, que han pasado a convertirse en zonas residenciales, para comprobar que cuanto más grande y bonita es la casa, más grande es también el lazo amarillo que adorna la balconada. Y no faltará alguna estelada al viento.

Se trata de la vivienda de una familia oprimida, tal como indican las señales externas. Si ve un casoplón con piscina, una extensión de césped similar a la del Nou Camp y tres coches en el garaje, tenga por seguro que habrá también bonitos lazos amarillos, esteladas y quizás alguna pancarta anunciando al mundo que allí viven oprimidos, pidiendo auxilio, suplicando que alguien los saque de aquella situación insufrible.

      Una cosa parecida pasa en la ciudad de Girona, donde la proliferación de pancartas en los balcones, y lazos en fachadas y en las solapas de los peatones, es especialmente notable en el centro, en los barrios de la burguesía. La Rambla misma, un domingo a mediodía, está llena de oprimidos haciendo el aperitivo.

A mí también me gustaría ser un oprimido, pero me tengo que conformar con el sueldo de periodista y a vivir en un pisito de la periferia. En mi barrio, como que es un barrio de trabajadores y de inmigrantes, apenas hay oprimidos, por carencia de tiempo esencialmente.

El domingo me gusta pasear por el centro de Girona y ver tantos oprimidos con lazo amarillo por la calle, viviendo en pisos que nunca podré comprar y conduciendo coches que nunca podré ni tocar.

Los trabajadores tenemos tantas preocupaciones que la de sentirnos oprimidos nos pasa por alto, ya querríamos, ya. Procuro que en estas excursiones me acompañe Ernest, que a sus nuevo años empieza a ver que hay gente diferente de la que ve habitualmente en casa y en el barrio. Aprovecho para ejercer de padre, para educarlo.

-Ves, Ernest? Si estudias y te haces un hombre de provecho, cuando seas grande quizás podrás ser un oprimido– le digo con cariño mientras mira boquiabierto, diría que con envidia, gente elegante con lazo amarillo.

      Cuando voy a Barcelona, como que me desplazo en metro, no veo lazos amarillos. En el metro no hay oprimidos, hay trabajadores. Los oprimidos viajan en taxi, en su propio coche o en vehículo oficial, como el President Torra, que gracias a cobrar 140.000 euros anuales, se puede sentir el príncipe de los oprimidos. O como Joana Ortega, que acaba de ser colocada a razón de 70.000 euros, y solo se nos ha comunicado que hará un trabajo «transversal».

Antes había señoritas que se ganaban la vida de manera horizontal, algunas incluso acababan poniendo una mercería, gracias a tantas horas de trabajo horizontal.

      Cataluña, pionera en tantas cosas, ha inventado las que trabajan de manera transversal, Joana Ortega es el prototipo, pero vendrán más. Joana Ortega, no hay que decirlo, es también una oprimida. Transversal, pero oprimida. Con 70.000 euros el año, la opresión se empieza a hacer angustiosa.

      No es extraño que la máxima aspiración de los pobres trabajadores catalanes -no digamos de los inmigrantes- sea llegar a estar oprimidos. Quizás nos tendríamos que manifestar, reclamando un poco de opresión, no puede ser que se lo lleven siempre los mismos. Mientras no mejoramos nuestra triste situación económica, nos tenemos que conformar a formar parte de los opresores, o de los colonos, o de cómo nos quieran denominar los pobres oprimidos."


      *Albert Soler, 31 de mayo de 2019. Diari de Girona



TEXTO 2: Jóvenes sin antecedentes

                                            Berlín, agosto de 1936


                            Barcelona octubre de 2019

LA SENTENCIA DEL 'PROCÉS': LOS DETENIDOS POR LOS ALTERCADOS: JÓVENES, CATALANES Y SIN ANTECEDENTES

Guillem Sànchez 

Existen grupos de manifestantes agresivos que actúan conjuntamente aunque no están tan conectados como parece. En las movilizaciones participan adolescentes que celebran la violencia y parecen haber deshumanizado a los policías


Los Mossos d’Esquadra han detenido a 71 personas después de tres días de altercados violentos. El lunes arrestaron a 3, el martes a 30 y el miércoles a 38. Son varones muy jóvenes, de entre 18 y 25 años (y alguno menor de edad), de nacionalidad española y sin antecedentes por hechos similares, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO. Una muestra que a priori permitía sacar conclusiones sobre el perfil de los "grupos violentos", en palabras del 'conseller' de Interior, Miquel Buch. Pero no ha resultado posible porque la conclusión, tras identificarlos e interrogarlos, es que se trata de un colectivo "dispar y heterogéneo". 

Algunos de los arrestados forman parte de colectivos independentistas, no todos. Y no existe un entramado que los conecte. "Son acciones muy violentas y se comunican para llevarlas a cabo en las principales ciudades pero no están tan organizados como parece", subrayan fuentes policiales, a pesar de que el colapso del Aeropuerto de El Prat, las algaradas posteriores al intento de alcanzar la sede de la Delegación del Gobierno o los disturbios generalizados en el Eixample después de la protesta frente a la Conselleria de Interior sí reflejan un grado nada desdeñable de planificación.

Lo que los Mossos observan dentro de estos escenarios de locura urbana es que hay diversos grupos, sin un vínculo entre ellos, que suman sus acciones. Son los que eligen qué calles cortar y dónde levantar barricadas, llevan productos para acelerar las llamas, visten ropa oscura, se cubren con capuchas e, incluso, se protegen usando casco y gafas de jardinería de las pelotas de goma que dispara la Policía Nacional. "No son tantos, lo que ocurre es que arrastran a la mayoría, inexperta", sostienen.

Castigos duros 

Este grupo reducido que enciende la mecha es consciente de que tales acciones pueden acabar en causas judiciales muy severas. Varios de los detenidos están ya en prisión preventiva. Tras las protestas de Can Vies, en el 2104, hubo jóvenes que afrontaron juicios con peticiones de 5 años de cárcel. Ahora, según la lectura de la fiscalía, podrían ser penas más elevadas si, por ejemplo, se juega la carta de que el Aeropuerto es una infraestructura crítica cuyo asedio está duramente castigado en el Código Penal. Algunos son conscientes de que en todas estas movilizaciones hay agentes de paisano recabando carga probatoria y que la policía cuenta con muchas cámaras, también en un helicóptero que lo graba todo desde el cielo. Y se cubren.

Pero el resto, el que "se deja arrastrar", lo ignora. Este segundo perfil de manifestantes lanza piedras, arremete contra el cordón policial o incendia una barricada a cara descubierta. Una muestra de inconsciencia que indica que participan del caos nocturno festivamente. Anoche, cuando se lanzó un cohete pirotécnico contra un helicóptero de la policía desde la Gran Via, muchos de ellos chillaron. Aunque no fue un grito de pánico por si el aparato caía y morían los pilotos. Fue de euforia. No por crueldad, subrayan fuentes municipales, sino porque dan la impresión de percibir a los agentes como un enemigo inanimado. No ven tras el casco a un simple funcionario con familia, un tipo con el que coinciden en el supermercado.

A estos segundos, les pierden las ganas de lucir la aventura en las redes sociales. El miércoles, dos amigos se acercaron cerveza en mano al cordón policial y pidieron a un tercero que les sacara una fotografía. Es un episodio histórico que sienten que generacionalmente les pertenece y quieren pruebas gráficas para captarlo. Tampoco tienen alergia a los periodistas, a quienes abordan a menudo para preguntar qué opinan sobre el asunto.

Anoche derribaron a un motorista que no quería detenerse a su paso. Muchos se acercaron para afear el gesto y levantar al hombre del suelo. Esa dicotomía late dentro de una masa pluriforme que afirma sentirse "indignada" por la dura sentencia contra los líderes del 'procés'. Y que coquetea con una violencia que podría desbordarse.

El periódico, 17-10-2019
https://www.elperiodico.com/es/politica/20191017/perfil-violentos-7687815 [Última consulta octubre de 2019]


TEXTO 3: Confesiones en el frente antisistema


CONFESIONES EN EL FRENTE ANTISISTEMA: "PUEDE HABER MUERTOS, PERO MENOS QUE CON ETA"

Rafael Méndez

Tres antisistema cuentan sus sensaciones en los enfrentamientos con la policía. "Estás frente de la policía y tienes miedo pero a la vez te da un subidón que te espabila rápido".

"Te sube la adrenalina y te da morbillo. Marc Márquez contaba que cuando pasó a una moto de 500 empezó a gritar en las curvas dentro del casco. Esto es igual. Estás enfrente de la policía o volcando un contenedor para una barricada y tienes miedo pero a la vez te da un subidón que te espabila rápido. A los policías les pasa igual, que están enfrente gritándote de todo, te llaman hijo de puta y te retan a que vayas, pero se nota que están en tensión y se divierten". Así habla un antisistema. Lo hace ante unas cervezas y en un descanso de la batalla de Laietana. Cuenta su historia, su versión de la revuelta de Barcelona, junto a dos compañeros bajo la condición del anonimato. A unos metros, la policía y los independentistas llevan horas enzarzados entre barricadas ardiendo.

La mayoría de los negocios del centro han amanecido cerrados. Había mucho miedo a sufrir destrozos entre algunos propietarios

"Creo en la violencia. Los pensionistas cruzaron media España y salieron solo un minuto en los telediarios. Aquí está todo el mundo mirando", explica R. R. M., de 33 años. Cuando se quita la sudadera oscura con capucha aparece una camiseta negra de un grupo local de trash metal, una medio cresta y dos grandes aros y un brazo tatuado. Viene de un pueblo de los alrededores de Barcelona pero lleva varias noches en Barcelona en las algaradas. No luce ninguna estelada. "No creo en ninguna bandera, ni en Torra, ni en Puigdemont, no confío en nadie. Yo lucho por mi país, no por ningún político. Ni voto en las elecciones y ahora quieren que vaya cada dos por tres, me quieren ver más en el colegio que cuando era pequeño". Cuentan que hace un rato casi les atropella un furgón policial. "Aún quedan aquí muchos días", aventura.

Que este grupo esté al frente de las protestas es lo que cambia todo respecto a 2017. Hace dos años, los antisistema, de larga tradición en Cataluña, nunca se sumaron a las protestas. O se quedaron al fondo, mirando. Ahora hay familias y jóvenes en segundo plano. Son los que, bajo la batuta de Òmnium y ANC, protagonizaban las marchas del 'procés'.

 Hoy en primera fila y copando las imágenes están estos radicales. Van de negro, con la cara tapada, bien pertrechados, algunos con casco de moto y gafas, algunos con escudos o con protectores para el pecho. "Hace dos años estábamos esperando a ver qué pasaba. Era como un cómic, no te podías creer lo que pasaba, que si las urnas que no las encontraban, que si uno se iba a Bélgica... Si no llega a ser por las palizas del 1-O ahora no estábamos aquí. La sentencia ha sido la gota que ha colmado el vaso. Les han metido más años que a uno que abusa de niños".

Si hace dos años uno de los gritos más repetidos era "somos gente de paz", ahora eso no es así. "La única forma de que te escuchen es liándola mucho. No sé cómo acabará, pero esto ya es historia y la estamos haciendo". Para estos, lo del 'procés' tenía un problema de base, que entonces los manifestantes daban claveles a los mossos. "Los mossos son policías y la mayoría son nacionales que se pasaron cuando crearon el cuerpo. Cuando abren un furgón llevan banderas de España en el techo por dentro".

Ahora la violencia es máxima. ¿No temen que en algún momento se descontrole y haya muertos? Ya ha habido situaciones límite: fuegos artificiales contra un helicóptero, cócteles molotov contra la policía, un manifestante arrollado en Tarragona por un furgón de los mossos, fuegos de barricadas que han tocado a edificios o al lado de gasolineras, estampidas entre una muchedumbre de gente... "Claro que puede haber muertos, pero menos que con ETA", es su respuesta. "Cada vez vamos más preparados. Estamos aprendiendo, pero la policía también".

Estos antisistema desconfían de todo lo que leen. "La prensa española manipula, pero TV3 también, que barre para su lado. Yo picoteo de Internet. Ahora hemos abierto los ojos porque nos han pegado". Sus críticas son generalizadas a todo el sistema español: a Rajoy, a Aznar, al sistema judicial... "Hay más coches oficiales en España que en todo Estados Unidos. ¿Eso cómo puede ser? Está podrido. Probemos la independencia que peor no puede ir. Cataluña es rica. Tiene mar, pirineos y lo que pasa es que quieren esa riqueza. ¿Has visto el Puerto de Barcelona? ¿Todos esos contenedores? Eso es dinero que se va de aquí y por eso no quieren que tengamos la independencia".

El confidencial 19.10.2019

https://www.elconfidencial.com/espana/2019-10-19/frente-antisitema-barcelona-revuelta-sentencia-proces-607_2290851/ [Última consulta octubre de 2019]